04 junio 2008

En la cumbre






Iñaki Ochoa de Olza, siguiendo un sueño, se quedó para siempre en el Annapurna.

“Vivía en la montaña y su vida era esa. Fuera de la montaña vivía poco” dice de él un buen amigo.

Estas son palabras de Iñaki explicando lo que sintió al coronar el K2:
"Es la única cima en la que he derramado lágrimas. Era la cumbre de mi vida. Si tuviera que elegir algún momento que no me gustaría que me robasen, que no borraría de mi mente es ese. Fueron unos minutos muy especiales y que siguen dándome energía para nuevos proyectos. Logré la cumbre cuando todo indicaba que no la iba a poder conseguir. Tuve problemas físicos esos últimos días y parecía tener todo en contra, pero pude superarlo. Luego, el tiempo cambió totalmente, hubo una fuerte tormenta, y el descenso se convirtió en algo muy muy duro, de lo peor que he vivido en esos montes"

En su blog comenta:
“Anhelaba pasar unos minutos en paz en la cumbre y después continuar nuestro camino agradecidos”

Las cumbres le atraían sin solución. Como cantos de sirena a los que no te puedes resistir. Y no se resistió.

Al final la montaña no le dejó marchar. Quiso que Iñaki se quedara con ella para siempre. Y él se quedó. En las cumbres del Himalaya.

Un abrazo muy fuerte a su familia y amigos.

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