23 julio 2009

Embrujada en Mérida


Como sucede tantas veces, una cosa llevó a la otra.

Tras visitar un día Recorriendo vida, el blog de Migrante, quedé prendada de unas fotos hechas en Mérida y me pareció un sitio digno de conocer. Esto se unió a que disponía de unos días para hacer una escapada, y esto a una asignatura pendiente: nunca, en mi vida, había ido al teatro.

De pronto la luz se encendió. Echando mano de Google, cómo si no, me dispuse a recabar información sobre el festival de teatro de Mérida y casi sin darme cuenta había comprado entradas para ver el estreno de “El Evangelio de San Juan” la última producción de Rafael Álvarez “El brujo”.

Cinco días me he tirado, es un decir porque no paré de andar, por tierras extremeñas. Cáceres, Trujillo, Badajoz (poco que ver en Badajoz, la verdad) Zafra y… Mérida, con el Guadiana atravesado por un interminable puente romano de setecientos noventa metros de longitud; el circo, donde costaba no imaginarse las carreras de cuadrigas y los espectadores, cabían treinta mil, aclamando a sus ídolos; los acueductos; el anfiteatro, cuya arena salpicó tantas veces la sangre y el sudor de gladiadores y fieras; el espectacular teatro; el museo nacional de arte romano, obra de Rafael Moneo; Sus parques de sombra, con terracitas donde refrescarte con esas cañas frías que escarchan el vaso… que no todo va a ser piedra ilustre, mire usted.

Y a lo largo, y ancho de Extremadura encinas, viñas, cigüeñas.

Para la noche del último día… lo mejor. La pérdida de mi virginidad teatral con “El brujo”, en pleno centro del graderío del teatro romano, cavea alta central localidad número cinco.
Sonido magnífico, iluminación de ensueño, entorno de viaje en el tiempo. La obra genial: divertida, interesante, inteligente e inteligible. El actor, único y por tanto principal, acompañado de cuatro músicos para crear ambiente, buenísimo.

En serio, no me importaría repetir.

10 julio 2009

Fedds y demás


El otro día uno de mis asesores informáticos me habló de Fedds y RSS que, en un primer momento, me parecieron los nombres de agentes secretos o estupefacientes, pero qué va, nada de eso, son dos artilugios de uso habitual en los blogs.

Esta persona, con paciencia digna de estalactita, me estuvo explicando durante un buen rato en qué consistían uno y otro y qué tenía yo que hacer para activar o desactivar estas opciones. Y aquí estoy con el ánimo de trasladar toda esa información a la práctica.

Creo que Chocolate al loro tiene el Feed activado para que sus entradas puedan aparecer en los blogs que lo deseen. Así que el que quiera ya sabe.

Por otra parte yo he intentado hacer lo propio con los blogs amigos, para que además del nombre del blog quede registrado el título de la última entrada y la imagen correspondiente, como tiene, por ejemplo, el amigo Jopo, pero hasta el momento nada de imagen, sale el título y me da opción de poner también la fecha pero nada de imágenes señores.
También me gustaría saber si puedo configurar más de un feed a la vez o he de hacerlo de uno en uno, porque es un latazo.

Si alguien sabe… ( Jopooooooooooo ) si se puede hacer y cómo pues… espero noticias.

Gracias y esto es todo amigos. De momento, claro.

29 junio 2009

El loro de Flaubert


[…Quieres podar el árbol. Sus ramas hirsutas pero rebosantes de hojas se estiran en todas direcciones en busca del aire y del sol. Pero tú quieres convertirme en una encantadora espaldera extendida sobre la pared, que dé unos frutos magníficos que hasta un niño podría coger sin necesidad de una escalera…]

[…A medida que envejecemos, el corazón se nos va desnudando, como los árboles. No hay nada capaz de resistir ciertas ráfagas de viento. Cada nuevo día nos arranca algunas hojas, y eso sin contar con las tormentas que rompen de una sola vez varias ramas. Pero así como el verdor de la naturaleza renace en primavera, el nuestro se va para siempre…]

[…“Los que son como nosotros necesitan tener la religión de la desesperanza. Hay que estar a la altura del propio destino, es decir ser, tan impasible como él. A fuerza de repetir. ¡Es así! ¡Es así! ¡Es así!, y de contemplar el agujero negro, logramos la calma.” Ellen no tenía ni siquiera esta religión. ¿Por qué iba a tenerla? ¿Por mí? Siempre les pedimos a los desesperados que no sean egoístas, que piensen en los demás. Lo cual me parece injusto. ¿Por qué cargar sobre sus espaldas la responsabilidad del bienestar de los demás, cuando ya viven aplastados por la suya propia?...]


Texto: Julian Barnes. El loro de Flaubert.

22 junio 2009

Renovación


Tras tiempo dándole vueltas y varias neuronas achicharradas, por fin ha salido.

Este es el nuevo logo de Chocolate al loro. Acompañará los comentarios inspirados por vuestras entradas y firmará las fotos que hayan sido hechas por mí.

Espero que os guste.

Diseño y ejecución de la imagen: Valentina.

20 junio 2009

Escenas de playa

Tres días de playa en Cabo de Gata dan para mucho.

Entre otras cosas para hacer un reportaje gráfico de los alrededores de la toalla en un radio de veinticinco pasos.

El zumito de fruta del bebé.

En esta bolsa llevaron las cervezas.

Día de pesca... un poco loco? (bañador)

Qué rica una coca cola con el sandwich!

Unas pastitas para picar.

Otro que pescaba algo.

Tras la comilona todo limpito.

Bolsa que transportó la ropa seca.

Esta los bocatas.

Uhm.. un cigarrillo mirando al mar.

Esta llevaba la fruta.

Otro zumito, que el sol aprieta.

La bandeja de la lechuga.

Qué bueno el bocata de chorizo!

Un refresco a media tarde.

Ah.. qué fresquita la cerveza!

15 junio 2009

Hombres de Dios


Hacía tiempo que no se confesaba y Atilio decidió hacerlo. Era un hombre creyente, de rezo diario y misa semanal. Cuando llegó a la iglesia vio que en el único confesionario que estaba abierto había tres personas esperando. Se sentó en el banco haciendo cola y se alegró de tener un ratito para hacer un recuento mental de los fallos cometidos. A sus ochenta y tres años los pecados de Atilio eran tan inocentes como los de un niño. Llevaba una plácida vida de viejo sabio que sólo producía pecadillos veniales y, a veces, ni siquiera eso.

Era agradable el frescor de la iglesia y siempre le había encantado el impregnado aroma del incienso. Respiró profundo. La casa del Señor. El refugio del alma. El sosiego del desesperado. La Paz. En ese estado de reconfortante beatitud se acercó al confesionario y al confesor. Ya le tocaba.

_ Ave María Purísima –saludó desde dentro una voz entre aburrida y displicente, con un leve tono metálico.
_ Sin pecado concebida –respondió Atilio con recogimiento.

La relación de pecados que pasó de boca del pecador a oídos del confesor no debió dejar satisfecho a este último, pues comenzó a escarbar, con uña experta, en los oscuros y siempre pecaminosos rincones, en los que se acumulan las suciedades de las almas del rebaño, en busca de algo que hiciera sentirse a Atilio como lo que era, nada más que un pecador.

Tras varias preguntas infructuosas su fino olfato inquisidor dio con lo que buscaba:
_ Asiste usted a los oficios del domingo?
_ Si, oigo misa todos los domingos pero por la televisión.
_ Pero eso no es cumplir con lo que nos ordenó el Señor. La obligación es asistir a la iglesia a oír misa, no verla por la televisión.
_ Es que yo estoy enfermo, y como esa misa es para los enfermos… pues…
_ Y que enfermedad tiene usted?
_ Tengo mal la próstata
_ Y eso le impide asistir a los oficios?
_ Pues sí, porque no puedo estar mucho tiempo sin orinar, y entre que vengo desde casa, oigo la misa y vuelvo a casa pues… no puedo aguantar tanto tiempo… comprende? –dijo Atilio bajando la voz, comenzando a estar ya un poco avergonzado.
_ Hay que hacer un esfuerzo, hijo mío. Hay que hacer un esfuerzo. Si no asiste a la iglesia está cometiendo un pecado. Tiene que esforzarse y venir a la casa del Señor.

Mientras, arrodillado, cumplía la penitencia que lo limpiaría de sus pecados a Atilio le costaba concentrarse en sus rezos. Sentimientos de rabia e impotencia inundaban su alma. Él que esperaba quedar ligero como un pájaro, tras la confesión, se encontraba con ganas de decirle a ese cura cuatro verdades. Y con esas ganas y ese desasosiego se iba a marchar para su casita.

A medida que fue pasando el día Atilio fue recuperando la amistad consigo mismo. Analizó su conciencia y tuvo claro que no era por comodidad ni por dejadez por lo que no asistía a la iglesia desde hacía ya unos años. Siempre le gustó asistir a los oficios, pero la vejez le había cortado las alas para esto como para tantas otras cosas.
Con Dios no tenía problemas, creía y tenía hilo directo con Él.
Pero con aquél cura… meneó la cabeza de un lado para otro y dijo en voz alta:
_ Qué haga un esfuerzo. Qué sabrá él!!

Texto: Valentina.

20 mayo 2009

Ojos

Cómo pasa el tiempo!!
Siete meses sin un Mandala en Chocolate al loro.
Hasta aquí hemos llegado.
Por favor, un momentito de tranquilidad.

Por favor... un Mandala.

"Ojos" El ser y su contrario. La fuerza de los opuestos. El equilibrio del complemento. Un lugar en el cosmos. Mente abierta irradiando luz a la cotidiana visión de nuestros ojos.

"Ojos" Autor desconocido.


Y tú, qué "ves" en "Ojos" ?