Queda medio invierno por delante.
El campo está silencioso, dormido, a la espera.
Los árboles estiran sus ramas desnudas y endurecidas por los vientos, las lluvias y las nieves.
En los caminos, los charcos umbríos, crujen bajo nuestras botas, agrietándose y contándonos historias de heladoras noches.
Los pájaros se cobijan en sus nidos, a la espera de soleadas mañanas invernales, a las que dan la bienvenida con alegres cantos, acicalamientos e intensa actividad en busca de alimento.
El azul celeste, frío, madrugador y luminoso, se sorprende pintado de blanco puro, por la nieve dormida sobre las ramas de los álamos.
Los vientos aúllan solitarios, siempre de paso, con prisa por conocer todos los rincones, pues pronto estarán muy lejos de aquí.
En la ciudad las calles se vuelven sombrías. Hay aceras, portales y ventanas que ya hace tiempo que fueron olvidados por los rayos del sol.
Los transeúntes caminan deprisa, enfundados en sus abrigos, gorros, bufandas y guantes. Apenas un par de ojos brillantes por el frío.
Cuando nieva se complica el tráfico, e incluso caminar por la calle se convierte en deporte de alto riesgo. La ciudad amanece blanca y misteriosa. Y si tienes niños, o alma de niño, saldrás a la calle, bien pertrechado, a hacer un muñeco de nieve.
La contaminación aumenta alimentada por el humo de los coches y las calefacciones.
El día se queda en nada. Como te descuides un poco después de comer, se te hizo de noche.
Pero… ya pasó la mitad del invierno.
Y los días, constantes como hormigas, van ganando poco a poco un trocito más de luz.
El campo está silencioso, dormido, a la espera.
Los árboles estiran sus ramas desnudas y endurecidas por los vientos, las lluvias y las nieves.
En los caminos, los charcos umbríos, crujen bajo nuestras botas, agrietándose y contándonos historias de heladoras noches.
Los pájaros se cobijan en sus nidos, a la espera de soleadas mañanas invernales, a las que dan la bienvenida con alegres cantos, acicalamientos e intensa actividad en busca de alimento.
El azul celeste, frío, madrugador y luminoso, se sorprende pintado de blanco puro, por la nieve dormida sobre las ramas de los álamos.
Los vientos aúllan solitarios, siempre de paso, con prisa por conocer todos los rincones, pues pronto estarán muy lejos de aquí.
En la ciudad las calles se vuelven sombrías. Hay aceras, portales y ventanas que ya hace tiempo que fueron olvidados por los rayos del sol.
Los transeúntes caminan deprisa, enfundados en sus abrigos, gorros, bufandas y guantes. Apenas un par de ojos brillantes por el frío.
Cuando nieva se complica el tráfico, e incluso caminar por la calle se convierte en deporte de alto riesgo. La ciudad amanece blanca y misteriosa. Y si tienes niños, o alma de niño, saldrás a la calle, bien pertrechado, a hacer un muñeco de nieve.
La contaminación aumenta alimentada por el humo de los coches y las calefacciones.
El día se queda en nada. Como te descuides un poco después de comer, se te hizo de noche.
Pero… ya pasó la mitad del invierno.
Y los días, constantes como hormigas, van ganando poco a poco un trocito más de luz.
14 comentarios:
Hola!
No se como llegue acá. Me arrastre de comentario en comentario (pasando por Chile, Mexico, Tuvalu y España)y me gustó.
Escribes bacán, como decimos en Chile. Me gusto.
Nos vemos!!
Las tardes largas de sol también son desesperantes, no me lo negarás. Mitad y mitad.
Yo trato de matar el invierno de una vez. Este año se está resistiendo el condenado.
He pasado docenas de inviernos como el tuyo, Valentina, y me niego a seguir pasando frío y añoranza de luz. Pero este año se resiste.
Debo de tener algo de masoquista, el recuerdo me ha gustado.
Salu2
FELIPE
Me gusta la idea de que tras recorrer medio mundo llegaras a Chocolate al loro.
Me imagino que por allí lo del invierno te pilla un poco lejano.
Gracias por tus amables palabras. Me alegro de que lo que viste y leiste fuera de tu agrado.
Te visito en breve.
Un saludo.
SUPERSALVAJUAN
Ni invierno, ni verano, yo soy de otoño y primavera.
El purito sol a plomo me mata!!
Salud.
MARKOS
Si se está resistiendo, si.
En este preciso momento el viento parece que quiera llevarte.
Y esto va siendo un día sí y otro también.
Uf. Qué largo y duro está siendo.
Saluditos.
Está siendo durillo, sí. Hacía años que no usaba tanto gorro y bufanda. Animo que ya queda menos. Eso espero porque soy de un friolero!!!!!
aquí donde yo vivo se ganan 20 min cada 2 semanas de sol y luninosidad más o menos. No es que sea un enfermo de los números, pero teniendo la montaña es fácil ver la hora que es cada vez que vemos la maravillosa puesta de sol (salvo cuando hace nublo y ya van unos cuantos días)
saludos
Biueno, pienso que cuando tenemos frio añoaramos el tiempo mas templado, pero también acabamos estando cansados del calor en el rigor del verano y estos últimos han dejado buena muestra.
si efectivamente, lo bueno que tienen las estaciones es que pueden ser contadas por los días que han pasado o por los días que faltan aún, según son apetezca. a gusto de consumidor.
Salu2:
Por aquí se oye decir que es un “invierno de los de antes”, que “quién dijo que faltaba agua”…en fin, ya llegará la primavera y nos quejaremos del polen y después llegará el verano y nos quejaremos de que no hay suficientes socorristas en las playas o de que los guiris no nos dejan dormir.
Saludos.
YOYOYO
Y yo!! Brrr.
Besos.
ELOI
Pues nada, a seguir disfrutando de esas puestas de sol.
20 min. cada dos semanas... me parece mucho, pero si tú lo tienes controlado así será.
Saludos.
ALEJANDRO KREINER
Es cierto. La nieve es preciosa y las noches fresquitas de verano también, pero yo me decanto más por el otoño y la primavera.
Salud.
SERIECITO
Tendemos a añorar lo que no tenemos y a cansarnos de lo habitual.
Creo que lo mejor es tener la capacidad de poder disfrutar de las cosas en su momento, cuando las tenemos al alcance de la mano.
Bienvenido a Chocolate al loro y gracias por tu comentario.
Paso a verte.
Un saludo.
NECRONOMICÓN
Cierto. El caso es quejarse.
Agarrémoslo mientras podamos!!
Panda de insatisfechos...
Buen día.
Hola Vale, llegué acá gracias a Felipe.
Me encantaría sentir el invierno en la piel... Santiago de Chile, como se encuentra en una "depresión intermedia" como dicen los geógrafos, esta amurallada por dos Cordones montañosos y por ende, el calor en la ciudad es extremo y, muy seco...
El escrito me hizo pensar en cosas mucho más agradable que un cerebro colapsado de calor y malas vibras...
Un abrazo.
LA-LYRI-K
Pues bienvenida y desde aquí te envío un soplo de aire fresco y un puñadito de nieve.
Gracias por tu visita y comentario.
Te visito en breve.
Chao.
Valentina, si ese texto es tuyo voy a dedicarme a darte la barrila día sí, día no para que le dediques más tiempo a ¡escribir!
En serio, está muy bien compuesto ese texto.
Byee
Gracias Homo.
Conseguiste sacarme una sonrisa y te aseguro que hoy no era fácil.
Pues no sé como me salió un invierno tan... poético con la que anda cayendo por todas partes.
Sinceramente a mí también me gustó como quedó.
Gracias de nuevo y un beso.
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