10 abril 2009

Semana Santa y Olé

El ambiente es de fiesta. Familias al completo, con sus ropas y zapatos de estreno, pasean charlando y disfrutando de la tarde que empieza a declinar.

Los puestos de chucherías se alinean a lo largo del paseo. Rojísimas manzanas caramelizadas, cacahuetes garrapiñados, algodón de azúcar, pipas, rodajas de coco, chufas frescas… reclamando y logrando nuestra atención. Las cornetas y tambores hacen furor y muchos niños se desgañitan soplando y aporreando.

Corre un airecillo fresco. Mientras a lo largo de la Alameda y la calle Larios se encuentran dispuestas varias filas de sillas de pago, uniformes y marciales, que empiezan a ser ocupadas por gente de todas las edades, en la calle Carreterías cada uno se ha llevado la silla a cuestas, creando un efecto menos protocolario, conviviendo sin más conflictos, que los propios de la ocupación de espacio, butacas de playa, banquetas de baño y taburetes de cocina.

Los balcones están engalanados. La tribuna de autoridades espera vacía para ser ocupada en el último momento por los insignes del lugar, mientras en la de los pobres ya no cabe un alma.

Y llega el momento. Se acercan los Pasos. La gente se aprieta a los lados del recorrido hasta formar un fluido a punto de solidificarse. La emoción da la mano a la ingesta masiva de helados, pipas, y chucherías de todo tipo.

Primero los cofrades, ordenados, sobrios. Detrás los estandartes precediendo el Paso. El olor a incienso perfuma el aire. El Paso, impresionante, lo que pesará, todo medido al milímetro, ensayado, perfecto. Una saeta emocionada, aplausos. El Paso avanza, aplausos. Baila, aplausos. Se detiene, aplausos. Continúa su camino, aplausos. La banda de música acompañando al Paso. Y otro y otro y otro… y viva ! Y guapa !

Me sorprende ver esas imágenes sufrientes, llorosas, dolientes, atormentadas, azotadas, sangrantes, siendo aclamadas, cantadas y vitoreadas por espectadores que entre paso y paso lo mismo hablan de sus cosas, que ríen, que devoran cantidades ingentes de palomitas o se meten mano por debajo de la camiseta.

Semana Santa en Málaga.
Ah… el Sur!

8 comentarios:

BLQ dijo...

Te voy a contar una anécdota que siempre me explica mi padre durante la semana santa (o lo hacía pues desde que vivo en Francia que no voy más).

Para ponerte en situación, te debo decir que mi padre es catalán, de una pequeña aldea del prepirineo de LLeida. Mi madre es andaluza de un pequeño pueblo de Jaen.

La anécdota se produce cuando mis padres son aún novios, estaban comenzando por lo tanto ronda más o menos el 76 o 77. Franco a muerto, mi padre encuentra su primer trabajo y se dispone a irse con su novia, mi madre, a Andalucía a casa de sus suegros para ver por primera vez en su vida la Semana Santa Andaluza. Total, que va, el como catalán se encuentra un poco intimidado, ve, se lo pasa bien y vuelve.

Luego de eso, va a visitar a sus padres a la aldea, donde también se encuentra su hermano pequeño (que aún tendría unos 12 años) y este le pregunta (en catalá pero yo hago la traducción) Entonces, ¿Cómo es la Semana Santa por allí? Mi padre no tardó en contestar que la gente pasaba horas en un mismo sitio para ver pasar durante otra hora larga de procesión, la gente aplaudía, algunos lloraban y había mucho silencio y emoción. Cuando esto acavaba, los viejos se iban a misa o a casa y los jóvenes a beber cervezas y comer tapas hasta la procesión siguiente.

saludos

supersalvajuan dijo...

El sentimiento es una cosa muy personal.

Valentina. dijo...

ELOI
Lo que más me sorprendió fue lo vivo que está el sentimiento de la Semana Santa. No es una cosa de gente mayor. A su manera lo viven grandes y chicos. Tenemos Semana Santa para rato.

Salud.

SUPERSALVAJUAN
Desde luego.
A mi alrededor no podía haber más emoción y fervor.

Y era diferente la actitud de las personas mayores a los jóvenes y los niños. Pero todos lo vivían.
Grande.

Saludos.

Gianella dijo...

Después de estas demostraciones sigo pensando que la sociedad andaluza es muy devota, mucha gente me dice que no es cierto, que la religión ya ni se practica ni se vive.

Personalmente me cuesta muchísimo comprender estas celebraciones, cuando veo las capuchas de cucurucho solo me recuerdan al KKK.

En mi tierra a esta semana se le llama "de turismo".


Un abrazinho.

yoyoyo dijo...

una amiga gallega siempre me dice que no es capaz de ver los cristos y vírgenes andaluzas o castellanas tan realistas; que le hace demasiado daño ese sufrimiento. A mí, que siempre he visto la semana santa castellana (Valladolid, Zamora, Cuenca) cuando fui a una procesión en Alicante en la que el viernes santo regalaban caramelos a los niños y la gente iba en pantalón corto a verla... como que no me cuadraba.
En resumen, son formas de vivirlo pero no creo que ninguna de ellas sea con mayor fervor o sentimiento. Un abrazo

Dánae Rain dijo...

Ya al principio me sabía a Málaga. La viví en una ocasión pero con gran intensidad, aunque yo no soy creyente pero me gusta toda la estética de la semana santa. Bonita entrada. Estoy preparando algo a ver si me inspiro como tú lo has hecho. Me alegra leerte de nuevo. besitos

Insanus dijo...

No sé si te comenté ya mi pasado de "niño bueno monaguillo", jajjaj, pero sí, me tocó un año portar un cirio en el paso de La Flagelación.

A mí me gusta más la Semana Santa del centro de España. Sin saetas.

Bonita recreación del ambiente, Valentina. ¿Estuviste en Málaga? Pues a poco tiempo de carretera queda La Línea, no creas, :).

Valentina. dijo...

GIANELLA
Pues a mí me daba la impresión de que había de todo. Desde el devoto religioso hasta el que se emocionaba viéndolo como lo haría ante el equipo o grupo musical de sus amores.

Somos animales de costumbres. Cuando ví en la tele la primera vez las capuchas de cucurucho del KKK me recordaron a las de los cofrades de la Semana Santa.

Otro fuerte.

YOYOYO
Yo que soy norteña también he hecho la inevitable comparación.
No tiene nada que ver la sobriedad y recogimiento de las procesiones castellanas con las andaluzas.

Ni más ni menos. Creo que en cada sitio lo suyo.

Un beso fuerte.

DÁNAE RAIN
Seas o no creyente, muy emocionanante.

Ando fatal de tiempo pero intentaré hacerte una visitilla.

Besines.

INSANUS
Todos tenemos un pasado, Homo. Yo sin ir más lejos de colegio de monjas hasta los once años.

Sí, estuve en Málaga.
Me suena esto a invitación?

Besos.