Ahora parece que si no te gusta Chiquilicuatre ya no tienes sentido del humor y casi casi ni siquiera puedes opinar sobre el asunto. Pues no.
Sigo a Buenafuente desde hace bastante tiempo. Me parece buen tío y mejor humorista. También me he divertido a menudo con los personajes y parodias creadas por David Fernandez Ortiz en el programa y, no tengo por qué disculparme, Chiquilicuatre no me hace gracia.
Que 14 millones de personas vieran la actuación y pasaran un buen rato me parece estupendo. De eso se trataba. Pero los 26 millones restantes, entre los que no creo que haga falta aclarar que me encuentro, a los que no nos interesaba en absoluto Eurovisión ni Chiquilicuatre hemos tenido que sufrir la campaña publicitaria del producto mejor vendido de la historia. No ha habido cómo ni dónde esconderse. El pavo aparecía en todas partes. Volvías la esquina y allí estaba perreando. Hasta la ONCE lo fichó como reclamo publicitario al ver el tirón. Una lata, vamos.
Felicito a los que le votaron con la intención de divertirse porque parece que lo consiguieron. Felicito y en este caso también envidio a Andreu por su finísimo y más que demostrado olfato fenicio. Y ruego a todo lo rogable para que no se convierta en canción del verano.