19 marzo 2009

Esencia


Sé que la actualidad manda y las noticias vuelan. Que algo ocurrido el 5 de marzo ya casi ni se recuerda el día 19 del mismo mes. Mundo disparado y disparatado este en que vivimos, mira tú.

Pero no puedo dejar de hacerlo. No señor. Tiene que ser esta, y no otra, la entrada que logre atravesar la espesa nata que, en este alargado mes, se ha ido formando sobre Chocolate al loro.

Gandhi dijo que no creía en la propiedad. Renunció a sus posesiones terrenales. Habló y predicó con el ejemplo (de qué otro modo puede hacerse) sobre la paz, la no violencia y la generosidad.

Conmueve ver el ascetismo que le rodeaba, la veneración de su pueblo, la convicción y coherencia de sus actos y la fuerza que irradiaba este hombre de aspecto frágil y voluntad acerada.

Los cinco objetos que componían el lote 364 sacado a subasta en Nueva York impresionan por su sencillez extrema y aún así parece que le pesaron, saliendo de sus manos y de su vida en forma de regalos.

Y aquí y ahora… Un millón ochocientos mil dólares…
Y aquí y ahora… Sus descendientes, el gobierno indio, el dueño de los objetos, la casa de subastas, el nuevo comprador… todos ellos arrogándose el derecho de poseer, disponer y exhibir. Acusándose sin freno los unos a los otros, contaminando el aire con sus mezquinos alientos.

Por suerte, la esencia de las cosas no tiene precio.