31 enero 2009

Autos locos

Ahora nos rasgaremos las vestiduras al analizar, del derecho y del revés, los resultados del estudio realizado por la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), la aseguradora Zurich y el Instituto de Tráfico y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia, en el que queda reflejado que tan sólo un 3,5 % de los conductores aprobarían un supuesto examen teórico de conducir, o lo que es lo mismo, que un 96,5 % suspenderíamos (desde ya me incluyo).

Empezaremos a decir que si los conductores no están preparados para ponerse al mando de su automóvil, que si somos unos irresponsables y un peligro público, que si deberíamos hacer una prueba de conocimientos cada equis años, e incluso alguien insinuará que no sería descabellado tener el manual para el carnet de conducir como libro de cabecera.

De hecho, el señor Luis Montoro, catedrático en seguridad vial y colaborador en el estudio, opina que los resultados son desoladores (obvio) y que es necesario una mayor formación (no mejor, si no mayor). También dice: “esto no se va a arreglar hasta que no tengamos conductores inteligentes” (no sé en que grado de desarrollo intelectual nos clasificará a los conductores actuales el señor Montoro: retrasados, nulos, semiinteligentes, tontos del haba…?) para acabar rematando con que apuesta por “una revisión de los conocimientos teóricos cuando se renueve el permiso de conducir”. Acabáramos!


Aunque los resultados son, cuando menos, llamativos, cuando más, escandalosos, no deberíamos dejarnos llevar por el alarmismo, el dramatismo o el miedo en el cuerpo yanqui que tanto nos va últimamente.

Sentido común, prudencia al volante y carreteras bien señalizadas y asfaltadas, me parecen mejores compañeros de viaje que conocimientos a bulto sobre la diferencia entre calle, carretera y travesía; permisos necesarios para conducir determinados vehículos; metros de distancia de seguridad en túneles y autovías, o velocidad máxima a la que circular en carreteras normales con un carril para cada sentido de circulación y arcén inferior a 1,50 metros.

Cada vez que circulo por la M30, 40 ó 50 intento dejar la distancia de seguridad. Para ser sincera desconozco cuántos metros son, pero dejo la que considero conveniente. Pues bien, cada vez que lo hago un listillo se mete entre mi coche y el anterior. De nuevo debo guardar la distancia de seguridad, esta vez entre el listillo y yo. Pues bien otra vez, llega otro listillo y ve, al instante, que ahí hay hueco para otro coche. Y vuelta a empezar.
La solución del problema no está en saber la cantidad de metros de distancia que debes dejar, si no en dejarlos.

Quitando el de las autovías, desconozco al dedillo (sí aproximadamente) los límites de velocidad de las distintas vías transitables, tengan, o no, doble o único sentido y arcén ancho o estrecho, pero todas están señalizadas y no excedo el límite de velocidad marcado en más de un 10 %.
La solución del problema no está en conocer, de pe a pa, la velocidad máxima a la que puedes circular en las distintas vías, si no en mirar las indicaciones y respetarlas.

Me temo que, una vez más, todo esto no inspirará a las mentes pensantes, a hacer el estudio del teórico más útil y adecuado a la conducción real, si no a rascarnos el bolsillo, con una prueba más, a la hora de la renovación del permiso, que añadir al ya famoso certificado médico, dónde, en una versión moderna del derecho de pernada, apoquinas 30 € por la firma de un facultativo que en cinco minutos de su valiosos tiempo (este sí que es oro) te pregunta si ves, oyes o tienes epilepsia y qué palito llegará antes a la línea del final.
Esto, sin duda, es más fácil que ponerse a pensar en una nueva metodología.

El porcentaje del estudio habla claro. No es posible que un 96,5 % de los conductores seamos tontos, tengamos poca retentiva o vaguitis neuronal, y menos cuando conducir es una cosa que hacemos a diario.
Más bien habría que pensar que los conceptos que se enseñan no son útiles. Que el librito de la autoescuela podía quedar reducido a la mitad si quitamos todo lo que en la práctica de la conducción no te sirve absolutamente para nada. Si quitamos todo lo que únicamente sirve para complicar el examen, hablemos claro.

Pero esto… interesa?

25 enero 2009

Invierno

Queda medio invierno por delante.

El campo está silencioso, dormido, a la espera.

Los árboles estiran sus ramas desnudas y endurecidas por los vientos, las lluvias y las nieves.

En los caminos, los charcos umbríos, crujen bajo nuestras botas, agrietándose y contándonos historias de heladoras noches.

Los pájaros se cobijan en sus nidos, a la espera de soleadas mañanas invernales, a las que dan la bienvenida con alegres cantos, acicalamientos e intensa actividad en busca de alimento.

El azul celeste, frío, madrugador y luminoso, se sorprende pintado de blanco puro, por la nieve dormida sobre las ramas de los álamos.

Los vientos aúllan solitarios, siempre de paso, con prisa por conocer todos los rincones, pues pronto estarán muy lejos de aquí.

En la ciudad las calles se vuelven sombrías. Hay aceras, portales y ventanas que ya hace tiempo que fueron olvidados por los rayos del sol.

Los transeúntes caminan deprisa, enfundados en sus abrigos, gorros, bufandas y guantes. Apenas un par de ojos brillantes por el frío.

Cuando nieva se complica el tráfico, e incluso caminar por la calle se convierte en deporte de alto riesgo. La ciudad amanece blanca y misteriosa. Y si tienes niños, o alma de niño, saldrás a la calle, bien pertrechado, a hacer un muñeco de nieve.

La contaminación aumenta alimentada por el humo de los coches y las calefacciones.

El día se queda en nada. Como te descuides un poco después de comer, se te hizo de noche.

Pero… ya pasó la mitad del invierno.
Y los días, constantes como hormigas, van ganando poco a poco un trocito más de luz.

24 enero 2009

Se busca


Jo, me encanta. Lo encontré por casualidad, como ocurre tantas veces, buscando otra cosa.

No puedo resistirme, ni quiero, a ponerlo en la barra lateral de Chocolate al loro para que forme parte del blog, aportándole color y calor.

Pero tengo un problema… no logro encontrar dato alguno sobre el autor y nombre del cuadro y me gustaría saberlo. Primero por una curiosidad personal, y después porque siempre me gusta hacer referencia al autor a quien pertenecen las obras que aparecen en Chocolate al loro.
Ya he probado todo lo que se me ha ocurrido en tito Google, y nada, ni rastro.

Así que hago un llamamiento a los comentaristas, amigos, simpatizantes y visitantes de Chocolate al loro, para ver si alguno de vosotros pudiera ayudarme a conseguir esa información.

21 enero 2009

Libre con cargos

Bush se va. Por fin.

Tío indigesto (gracias Juan Luis) donde los haya.

Y dice que se va con la conciencia tranquila!

También se fueron con la conciencia tranquila Aznar, Pinochet…

Hay personas capaces de justificarlo todo.

Hay personas que, directamente, no tienen conciencia.

Y además son poco inteligentes, venga, para qué vamos a andarnos por las ramas, son tontos.

Cómo demonios consiguieron convencer a tantos para llegar hasta ahí?

Adiós tonto del haba.

18 enero 2009

Menú degustación


Resulta que hay un tipo austríaco, llamado Richard Lugner, que es famoso por sus excentricidades, por ser más rico que el carajo y por su pésimo gusto. Aparte de esto el susodicho es constructor y dueño de una galería comercial y de ocio en Viena, llamada, cómo no, Lugner City.

En este mundo del todo vale, y con la idea de hacer publicidad a la mencionada galería, al señor Lugner se le ocurrió la idea de organizar un concurso de comer cucarachas, gusanos y larvas, todos ellos vivitos y aleteando o reptando según la condición de cada uno.

Los premios ofrecidos eran 1000 € para todo el que fuera capaz de acabarse el contenido del plato y 2000€ para el primero en hacerlo. Ambos premios no en metálico, hay que ser rata, si no en bonos y cheques de compra únicamente canjeables en la City de Richard.

La cuestión no iría más allá de ser un pire de un rico aburrido y escatológico, si no fuera porque se presentaron veinte participantes, y asistieron al desarrollo del concurso doscientos espectadores, muchos de los cuales se sintieron indispuestos durante el mismo.

Como guinda del pastel, y aunque pueda parecer noticia digna de un 28 de febrero (a mí todavía se me mueve la cabeza de un lado a otro levemente, en un gesto de incredulidad) La Asociación Austríaca de Defensa de los Animales ha denunciado a Lugner por “maltrato a los animales”.

Hasta aquí los hechos.

Ahora, tres cuestiones se me plantean:

1ª/ Vale todo en publicidad? Y Qué se busca con la misma?

Me explico. Yo hasta hoy ni puñetera idea de la galería esta de Viena, y sin embargo ahora sé que existe. Por otro lado, me he enterado de su existencia mediante algo que me ha revuelto las tripas y me ha resultado desagradable y de mal gusto.
En resumen, sé que está ahí, pero me ha quedado de ella una idea negativa.

2ª/ Qué seríamos capaces de hacer por dinero?

Vamos a ver. 1000 € en cheques de compra y nos comemos un plato de cucarachas, larvas y gusanos vivos??!! 2000 € y lo hacemos casi sin masticar??!!
Pero señores, tan mal va el mundo?

3ª/ A qué animales defiende esta asociación austríaca?

A ver si me aclaro. Toda una sociedad, desde tiempos inmemoriales, a la caza y exterminio de la cucaracha. Empresas de desinfección, que te dejan tu casa o negocio como patena. Mata cucarachas comerciales de fácil aplicación, en spray, cebo, jeringa, polvos, gel, pintura… y viene La Asociación Austríaca de Defensa de los Animales y denuncia a la mente pensante apellidada Lugner por “maltrato a los animales”?

Ahora que lo pienso… me surge la duda… Se estaría refiriendo a los participantes?